Juegan a «Trabajar» y el padre contrata a Bluey, que es muy traviesa, y a Bingo, que es una rana, para su fábrica de tuberías. Bluey no tarda en dar problemas, y se escaquea a la mínima. En lugar de llevarse una bronca, se asciende: ¡Ahora es la nueva jefa de su padre! Bluey demuestra ser una capataz muy dura y obliga a su padre a lamer el suelo y hasta a limpiar los cristales con el trasero. Cuando Bingo empuja a su padre a desobedecer la regla de «No bailar», lo despiden. La ranita Bingo ve a su padre sentado en la puerta muy triste y lo anima a bailar para olvidar sus problemas. Así impresiona a mamá, una bailarina que pasaba por allí, que le ofrece una nueva carrera como bailarín profesional.
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