Después de que Kotoko-chan e Irie-kun se acercaron un poco más, ella, sin darse cuenta, avergüenza a la persona que ama. Ahora él nunca la amará. Se queda dormida con lágrimas en las mejillas y su carta de confesión en la mano. Cuando Irie-kun entra para decirle que es su turno en la ducha, él por impulso decide leer la carta, su rostro está en blanco y sin expresión. En el desayuno la mesa se llena de charlas sobre la Fiesta del Deporte. Por capricho, la familia decide ver cómo participan Kotoko-chan e Irie-kun, especialmente porque participan juntos en un evento.