Athos, Porthos y D’Artagnan luchan en el frente de batalla mientras Aramis tiene problemas para vivir en contemplación como un monje. La búsqueda de los mosqueteros por la pólvora desaparecida les lleva a seguir a los bandidos hasta el monasterio de Aramis, donde las circunstancias les obligan a colaborar para salvar a los hijos y hermanos del monasterio. Aramis finalmente acepta su verdadera vocación como mosquetero y se reúne con sus compañeros de armas en París.